¿Nueva energía nuclear de próxima generación? ☢

En algún momento de 2021, si todo va según lo planeado, el equipo de movimiento de tierras llegará a un lugar azotado y desaliñado por el viento en el Este de Idaho y comenzará a excavar un gran agujero.

El Desierto de Artemisa, el punto en el que se escavará, no se encuentra demasiado lejos de la “Ciudad Atómica” de Idaho. La ciudad, en la actualidad, no tiene mucho que ver con lo que era en la antigüedad. Quedan menos de 30 residentes en ella y la única estación de servicio que existe, ya no vende gas.

Sin embargo, en su día, Atomic City era una próspera y pequeña ciudad en auge que durante las décadas de 1950 y 1960, y allí se albergaron proyectos sobre la investigación de la energía nuclear financiados por el gobierno estadounidense. Allí mismo, se desarrollaron los reactores que alimentan a los submarinos nucleares y el que fue; el primer reactor que generó suministró electricidad en EEUU compartida por la red eléctrica civil.

Ese auge se desvaneció y la mayoría de esos reactores se fueron quedando apagados. No obstante, el Laboratorio Nacional de Idaho (de aquí en adelante: INL) bajo la supervisión del Departamento de Energía, continúa trabajandoen nuevos proyectos enfocados en la renovación energética.

Con los años, los proyectos de la INL han incluido reactores innovadores que funcionan a temperaturas inimaginablemente altas y se enfrían con gas de helio, sal líquida o incluso metal fundido, en lugar de agua. Durante gran parte de la existencia del laboratorio, sus investigadores han estado esperando que estos avances revolucionen la energía nuclear en los Estados Unidos.

Los nuevos diseños de reactores significarían plantas nucleares tan seguras que podrían construirse justo al lado de las ciudades y tan eficientes que podrían impulsar nuestra economía (la de USA) con electricidad limpia y casi ilimitada.

Esa revolución nuclear ha tardado en llegar. Aunque la energía nuclear todavía proporciona casi el 20 por ciento de la electricidad en USA, la mayoría de los reactores en servicio hoy en día utilizan los diseños más conservadores que están refrigerados por agua y que se convirtieron en el estándar de la industria en la década de los 70 (de hecho, muchos se construyeron alrededor de 1970) la infraestructura nuclear del país es confiable y robusta, pero apenas ha avanzado a lo largo de la historia y no siempre es económicamente competitivo.

El fracking ha reducido los precios del gas natural y las instalaciones eólicas y solares fuertemente subsidiadas han reducido las tarifas que las plantas nucleares cobran a sus clientes. En un clima tan económico, no sorprende que algunas instalaciones nucleares existentes estén cerrando y que la construcción de nuevas plantas se haya detenido casi por completo.

Los equipos de trabajo que se espera que lleguen al desierto de Idaho dentro de un año, más o menos, intentarán construir algo nuevo. No construirán los grandes recipientes de contención abovedados que la mayoría de nosotros imaginamos cuando pensamos en una planta nuclear.

  • Primero cavarán una zanja larga con un revestimiento concreto; imagina una piscina muy grande y muy profunda.
  • Luego, llegarán camiones que transportarán los componentes de un reactor nuclear de un tamaño muy, muy, muy pequeño.
  • En la construcción tradicional de las plantas nucleares, los equipos construyen reactores “in situ”, un proceso minucioso que puede prolongarse durante años. Pero, estos nuevos reactores recién llegados desde una fábrica de Virginia, estarán casi completamente ensamblados.
  • Los trabajadores simplemente conectarán los componentes principales y posteriormente, el reactor terminado se colocará verticalmente dentro de un recipiente de contención de acero de aproximadamente 15 pies de ancho y 75 pies de alto; lo que visualmente, se asemejará a un silo de una granja pero de alta tecnología.

Este tipo de reactor nuclear diminuto, ya construidos en fábrica, se conoce como “pequeño reactor modular” o SMR

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El diseño planeado para el proyecto de Idaho es una creación de José Reyes, ex profesor de ingeniería nuclear de la Universidad Estatal de Oregón. Reyes dejó la universidad en 2007 para trabajar en su empresa: NuScale. Una empresa enfocada en hacer de las SMR un negocio viable. Esta es solamente una, de la docena de nuevas empresas estadounidenses que intentan construir diferentes tipos de pequeños reactores nucleares de próxima generación, y la más avanzada; en cuanto a los bizarros asuntos de los términos de las licencias frente a la Comisión de Regulación Nuclear.

“Estamos en camino de ser el primer SMR en obtener la certificación”, cita Reyes.

Un solo SMR de este tipo, generará solamente unos modestos 60 megavatios de electricidad. Eso es suficiente para alimentar alrededor de 40.000 hogares; pero es una ínfima fracción de los 1.000 megavatios que más o menos produce un reactor de tamaño actual.

Más, los SMR de NuScale no están diseñados para funcionar solos. Cuando se finalice el proyecto por completo, deberían de existir hasta 12 módulos seguidos dentro de una gran zanja inundada de agua como última gran medida de seguridad. Por tanto, la planta estaría preparada para proporcionar hasta 720 megavatios de electricidad y debería de ser capaz de suministrar energía a unos 480.000 hogares.

Cuando la planta completa de Idaho se conecte a la red, supuestamente en algún momento del 2026, se espera que pueda marcar el comienzo de una nueva era de la energía nuclear. Los defensores de este tipo de proyectos, visualizan flotas de pequeñas y asequibles plantas de energía nuclear, capaces de construirse rápidamente y a disposición casi instantánea de quién requiera la energía.

Si el concepto de “pequeña energía nuclear” se demuestra, podría llenar algunos nichos de energía importantes y en un momento crucial para la humanidad. Los candidatos demócratas prometen varias versiones de un “Green New Deal” que restringiría drásticamente los combustibles fósiles y, en teoría, reemplazaría esa energía principalmente con energía eólica y solar.

Independientemente de quién esté en la Casa Blanca, muchos Estados ya se han comprometido a eliminar el uso del carbón y el gas natural de la producción eléctrica. La realidad probablemente pondrá un obstáculo en esos planes, existen nuevas investigaciones que sugieren que la energía eólica y solar nunca reemplazarán por completo las fuentes de electricidad actuales. Siempre necesitaremos fuentes de energía más confiables, que no dependan y fluctúen con el clima.

Incluso sus defensores admiten que las propuestas de energía verde serían enormemente caras. Joe Biden, pone el costo de su plan en 1.7 trillones de dólares durante diez años. Algunos analistas estiman el costo total del Green New Deal de Alexandria Ocasio-Cortez en más de 50 billones de dólares. Además, estos planes requieren una regulación sin precedentes del sector energético, algo más cercano a una economía controlada que a un mercado libre. El daño potencial a la economía estadounidense, así como a las finanzas domésticas de los estadounidenses, sería difícil de calcular.

¿Qué pasaría si hubiera otra opción más en el mercado? Una basada en fuentes de electricidad con huella de carbono cero y que además no requiriese de una regulación estricta.

¿Qué pasaría si pudiéramos producir más energía y hacerlo de manera asequible, con un impacto ambiental mínimo? Esa es la visión casi utópica que algunos partidarios ven para la próxima generación de la energía nuclear.

Según Ted Nordhaus, fundador del Breakthrough Institute “eco-modernista”, las SMR podrían ofrecer un enfoque empresarial más descentralizado para reducir las emisiones de CO2 sin obstaculizar la economía.

Los SMR implican un replanteamiento radical de cómo construir y operar plantas nucleares. Desde los primeros días de la energía atómica, la sabiduría convencional ha pedido que cada reactor sea lo más grande posible. Después de todo, un reactor es costoso de construir y requiere una mano de obra altamente cualificada para operar.

¿Por qué no maximizar el rendimiento de cada unidad para obtener el mejor retorno de esa inversión?

José Reyes comenzó a cuestionar el modelo de que lo más grande es mejor en 2004, cuando pasó un año en el extranjero como asesor de la Agencia Internacional de Energía Atómica de la ONU.

“Conocí a personas de África, Malasia, Indonesia”, dijo Reyes.

“Todos dijeron lo mismo: ‘Necesitamos energía, pero la necesitamos en incrementos más pequeños. No podemos permitirnos grandes reactores”.

Cuando regresó a los Estados Unidos, Reyes comenzó a trabajar en un prototipo. Su diseño es una versión reducida del tipo de reactor refrigerado por agua de uso común hoy en día, pero radicalmente simplificado.

El sistema completo funciona al vacío dentro de un recipiente de contención sellado similar a un termo de café. No requiere de tuberías, ni de complejas bombas. Las grandes plantas nucleares exigen un flujo constante de agua para mantenerse fresco, incluso cuando están cerradas (los accidentes nucleares de Three Mile Island y Fukushima fueron causados ​​en parte por la falla de sus bombas de enfriamiento) pero el reactor NuScale está diseñado para mantenerse frío pasivamente.

En caso de mal funcionamiento, el agua que rodea el recipiente haría de contención para mantener controlada la situación y mantener el sistema de forma segura, incluso si el tanque finalmente se secará, el calor residual se disiparía sin causar daño a la atmósfera.

Prácticamente todas las empresas que diseñan reactores avanzados hoy en día se hacen eco de esta afirmación de “seguridad en marcha”. Es un punto de venta clave para las centrales eléctricas en miniatura destinadas a ser ubicadas cerca de las comunidades, dentro de complejos industriales y quizás, incluso, en bases militares.

Esto es una ventaja clave de los reactores más pequeños: Debido a que contienen mucho menos combustible, y por tanto hay mucho menos calor para disipar si algo sale mal. El clásico colapso del “Síndrome de China” no es posible.

Las nuevas empresas están apostando porque a las empresas de servicios públicos les resultará más fácil de transmitir al público estos diseños de próxima generación. NuScale, ya tiene una amplia lista clientes para su planta. Uno de ellos, el gobierno federal, que comprará algo de electricidad para ayudar a alimentar el laboratorio de Idaho. El otro es un consorcio de servicios públicos de seis estados del Oeste de Idaho.

Si otras empresas de servicios públicos adoptarán nuevos diseños nucleares es aún una respuesta sin contestación. Pero una cosa está clara: la lógica económica detrás del enfoque tradicional de la energía nuclear está en problemas.

La experiencia reciente en los Estados Unidos y Europa revela cuán difícil ha sido para los países occidentales construir grandes proyectos nucleares. Los dos reactores en construcción para la central eléctrica de Vogtle de Georgia han encontrado numerosos retrasos y elevados sobrecostes y aún no se han terminado; tras una década de trabajo.

“Estos enormes reactores nuevos parecen estar exhibiendo dis-economías de escala”, dijo Jesse Jenkins, analista de energía de la Universidad de Princeton.

“Son el tipo de proyectos de infraestructura masificadas que simplemente no somos muy buenos en construir”, dijo Jacopo Buongiorno, profesor de ciencias e ingeniería nuclear en el MIT.

Cree que los nuevos diseños modulares, donde la mayor parte de la unidad se fabrica en una fábrica y luego se atornillan en el sitio, podrían cambiar todo.

“Es un cambio de juego potencial”, dijo. “Pero no es un remate definitivo”.

Construir un reactor mucho más pequeño en una fábrica ofrece algunas ventajas sorprendentemente grandes.

“Lo llamamos ‘la economía de lo pequeño”, dijo Reyes de NuScale.

“Podemos construir nuestros recipientes de contención y componentes del reactor con tolerancias extremadamente altas porque lo estamos haciendo en nuestro propia nava, y no en un lugar exterior”, explicó Reyes.

El diseño modular también significa que los trabajadores, diseñadores y gerentes obtienen experiencia mucho más rápidamente. En lugar de pasar años construyendo una sola unidad, NuScale espera eventualmente producir docenas de módulos cada año. Al igual que con cualquier producto fabricado, ese ritmo rápido debería significar mejoras rápidas en la eficiencia, calidad y costo de fabricación.

“Esa es la promesa de las SMR”, “Aunque no están utilizando tecnología radicalmente nueva, podrían tener una economía radicalmente diferente” , dijo Jenkins.

NuScale lidera la carrera para obtener un diseño SMR aprobado por los reguladores en parte porque su tecnología subyacente se parece a los reactores comerciales de hoy. Algunas otras startups están tomando caminos más exóticos.

Estos incluyen reactores que funcionan a temperaturas muy altas y dependen de helio o sales fundidas como refrigerantes. Muchos de los diseños propuestos pueden funcionar con tipos no convencionales de combustible nuclear, como pellets nucleares gastados o plutonio reciclado de armas nucleares retiradas.

En la nomenclatura nuclear, estos se conocen como reactores de IV Generación. (Una introducción rápida: la generación I denota diseños primitivos; la generación II incluye la mayoría de los sistemas comerciales actuales, conocidos como reactores de agua ligera; la generación III describe varias versiones mejoradas del tipo de agua ligera, como los modelos Westinghouse que se están construyendo en la planta de Vogtle en Georgia.

Pero si bien estos diseños de startups parecen futuristas, la mayoría confía en la investigación realizada en Idaho y otros laboratorios nacionales desde la década de 1950.

Oklo, una startup de Sunnyvale en California, está desarrollando un micro-reactor que funciona con un combustible metálico. El diseño está modelado en parte sobre un reactor experimental construido por un laboratorio en 1964. “Ese reactor funcionó durante 30 años”, dijo la cofundadora de la compañía, Caroline Cochran.

Otra startup de California, Kairos Power, utiliza combustible de uranio encerrado en “guijarros” de cerámica, una tecnología también desarrollada en INL.

La empresa EnergyX basada en Maryland, está trabajando en un reactor de alta temperatura que emplea gas helio como refrigerante. Ese concepto también tiene raíces en el laboratorio de Idaho. Buongiorno del MIT cree que esta enorme reserva de investigaciones existentes ayudará a simplificar el proceso de lanzamiento de nuevos diseños al mercado. “Hoy en día, los requisitos de I + D para SMR y reactores de alta temperatura son mínimos”, dijo. “Prácticamente, podemos construir estos mañana”.

El impulso para nuevos diseños de reactores no proviene solo de las nuevas empresas. GE y Hitachi, por ejemplo, se han unido para desarrollar un reactor modular de 300 megavatios. El movimiento nuclear avanzado tampoco es estrictamente un fenómeno estadounidense.

Varias compañías canadienses están trabajando con laboratorios nacionales de Canada para desarrollar modelos de demostración de sus propios diseños. Además, existen otros programas en marcha a lo largo del mundo: en Gran Bretaña, Indonesia, o China, entre otros. Según una estimación, se calculan más de 100 proyectos de energía nuclear avanzada a lo largo del mundo.

A pesar han existido algunos retrasos en la velocidad de esos proyectos: Por ejemplo, TerraPower, una compañía respaldada por Bill Gates, firmó un acuerdo para construir un reactor de demostración en China que esperaba terminar en 2022. Pero, la administración Trump suspendió ese acuerdo en 2018, citando preocupaciones sobre permitir el acceso a China a tecnología estadounidense sensible. TerraPower ahora está buscando fondos para construir una planta de demostración en los Estados Unidos, dijo Gates.

Transatomic Power, una startup de Cambridge (Massachusetts) financiada en parte por el multimillonario tecnológico Peter Thiel, cerró sus puertas en 2018.

Claramente, la carrera del emprendedor nuclear no es para los reacios al riesgo. Cochran, quien lanzó Oklo después de obtener una maestría en Ingeniería Nuclear en el MIT, cree que los nuevos diseños de reactores abrirán nuevos mercados.

El reactor de Oklo, que producirá una minúscula potencia de 1,5 megavatios de electricidad, está diseñado para funcionar durante décadas sin reabastecerse de combustible y encajar dentro de la estructura del tamaño de una casa familiar.

El mercado inicial de la compañía será buscar ubicaciones fuera de la red actual, como extracciones mineras o pueblos remotos de Alaska, que hoy no les queda otra; más que la de transportar constantemente el combustible para sus generadores de gasolina.

“Es una idea muy intrigante”, “No estás apuntando al mercado de productos básicos; estás apuntando a un área en la que su competencia es la gran costosa generación del diesel”, dice Buongiorno.

Los reactores de próxima generación tienen otro mercado potencial: El calor. Muchos procesos industriales, como la fabricación de cemento, plásticos, fertilizantes, requieren de altas temperaturas. Hoy en día, la mayor parte de ese calor proviene de la quema de combustibles fósiles.

¿Qué pasaría si las fábricas de cemento y las plantas químicas funcionaran con pequeños reactores de alta temperatura? Al proporcionar electricidad y calor, estas pequeñas centrales eléctricas podrían simultáneamente reducir los costos y reducir las emisiones. Más adelante, estos reactores podrían alimentar las plantas de desalinización para obtener agua limpia o producir hidrógeno para usar como combustibles libres de carbono.

“El calor de este tipo de reactor podría resultar más valioso que la electricidad que genera”, dijo Buongiorno.

Buongiorno y otros creen que los reactores pequeños también podrían tener un impacto en el mercado eléctrico convencional. Su grupo en el MIT realizó un estudio que predice que el consumo mundial de electricidad crecerá un 45 por ciento para 2040.

Muchos defensores de la energía alternativa creen que podemos satisfacer esa demanda, incluso mientras eliminamos los combustibles fósiles, principalmente con energía eólica y solar.

Pero un estudio reciente dirigido por Jenkins de Princeton (que estaba en el MIT en ese momento) concluye que intentar alimentar la red principalmente con energía eólica y solar sería prohibitivamente costoso. Según los autores del estudio, una red limpia y confiable seguirá necesitando fuentes “potentes, estables y bajas en carbono” como la nuclear.

En los últimos años, ha existido un cambio de pensamiento importante, en el que muchos ambientalistas y activistas climáticos han apoyado la energía nuclear. (Ver “La opción nuclear“, City Journal, 2019).

Algunos de estos defensores están luchando contra una acción de retaguardia para salvar a las plantas nucleares existentes del cierre prematuro. Pero pocos expertos esperan un aumento repentino en la construcción de grandes instalaciones nuevas, al menos no en Europa, ni en América del Norte.

“¿Podrían las SMR ayudar a llenar ese vacío? Es adecuado mantener un cierto escepticismo. Pero creo que estos reactores podrían encajar bastante bien en una combinación de posibles fuentes energéticas del futuro. La gran pregunta es, cómo pueden construirse económicamente”, dijo Jenkins.

La variable más importante a la que se enfrentan los empresarios nucleares es el laborioso proceso de la aprobación regulatoria. Cochran y su cofundador de Oklo refinaron su plan de negocios en la famosa incubadora de Y Combinator de Silicon Valley.

Desde entonces, dijo, “Hemos tenido amigos que han comenzado más de una compañía en el tiempo que hemos estado trabajando con esto”. Solo el libertario más radical argumentaría que la industria nuclear debería estar completamente desregulada.

Y, bajo la supervisión de la Comisión Federal Reguladora Nuclear, la industria de energía nuclear de los Estados Unidos nunca ha tenido una fatalidad por radiación. No obstante, el tiempo y los gastos involucrados en la navegación de aprobaciones han aumentado constantemente, en parte porque los diseños de reactores de gran tamaño más nuevos se han vuelto también más complejos.

¿Las nuevas empresas nucleares también se estancarán ante las interminables críticas?

Los primeros signos sugieren que no.

“Hay equipos en el NRC apasionados por ver que algo diferente suceda”, dijo Cochran de Oklo.

Durante décadas, la agencia ha otorgado licencias para reactores convencionales, que requieren capas de redundancia para garantizar que el agua nunca deje de fluir a través del sistema. Pero los reactores de próxima generación, que se apagan inofensivamente si algo sale mal, no necesitan el mismo tipo de salvaguardas.

“La simplicidad juega un papel importante en su seguridad”, dijo Reyes de NuScale.

Para el proyecto NuScale, la agencia dictaminó qué; en lugar de requerir una gran zona de evacuación en caso de emergencia, el área de seguridad podría limitarse a los terrenos de la propia planta. Ese cambio podría ser fundamental, desde el punto de vista de lograr persuadir a las comunidades locales para que acepten la instalación de nuevas plantas.

Stephen Boyd, director de tecnología de la firma de consultoría MCE Nexus, dijo que estaba impresionado después de una conferencia reciente en los Laboratorios Nacionales de Idaho, donde los funcionarios de la NRC ofrecieron orientación a los recién llegados en el campo.

“No están suavizando la seguridad”, “Están siendo más robustos y a su vez; están pensando en la próxima generación de energía nuclear” dijo Stephen Boyd.

Buongiorno cree que ayudar a las startups a pasar por el proceso de licenciamiento sin tarifas y demoras paralizantes seria un punto clave para que esta nueva industria despegue.

“Soy una persona a la que le gusta el libre mercado, así que no creo que el gobierno deba tomar la iniciativa; pero puede ayudar a allanar el camino”, dijo Buongiorno.

La idea de que la próxima generación nuclear podría ser una industria estadounidense importante está resonando en Washington. Y, a diferencia de tantos problemas actuales, el apoyo a la energía nuclear se podría encontrar en ambos lados (políticos).

“Es uno de esos raros agujeros de gusano del bipartidismo”, dijo Nordhaus.

Con el físico nuclear Ernest Moniz como secretario de energía, la administración Obama aumentó el apoyo a la energía nuclear en su segundo mandato. Bajo Trump, el Departamento de Energía ha destinado más de 100 millones de dólares en subvenciones para financiar la investigación nuclear y ayudar a las nuevas empresas a atravesar el proceso de concesión de las licencias.

El año pasado, el presidente firmó un proyecto de ley destinado a racionalizar la cooperación entre los laboratorios nacionales y la industria privada en el sector nuclear. La Ley de Liderazgo de Energía Nuclear, un proyecto de ley bipartidista que crea más incentivos para desarrollar reactores avanzados, abriéndose paso gracias al Senado.

Un informe de la Fundación Heritage ha criticado algunas partes del proyecto de ley por promover el capitalismo entre amigos. El informe argumenta que el Congreso debería centrarse en reducir las “regulaciones onerosas y la mala gestión de los desechos nucleares”. Pero los defensores avanzados de la energía nuclear señalan que las subvenciones federales para la investigación y otras formas de asistencia han sido clave para el desarrollo temprano de muchas industrias.

Un estudio del 2012 Breakthrough Institute, detalló cómo las subvenciones de investigación y los créditos fiscales temporales ayudaron a impulsar el desarrollo de técnicas de fracking de gas natural.

Hoy, Estados Unidos lidera el mundo en el desarrollo de nuevos suministros de gas. Buongiorno y otros abogan por un enfoque similar para la energía nuclear y otorgan crédito al Departamento de Energía de Trump por seguir con esa nueva hoja de ruta.

Nordhaus cree que la industria nuclear del mañana podría depender menos de la participación del gobierno que el negocio nuclear centralizado de hoy.

“¿Qué tipo de tecnología funciona mejor en economías liberales de libre mercado con financiamiento privado? Cuanto más pequeño es el reactor, más adecuado es para este mundo”, dijo Nordhaus.

No todos están contentos con el impulso hacia nuevos diseños de reactores. La Unión de Científicos Preocupados, una crítica nuclear perenne, no está convencida de que las nuevas plantas sean más seguras.

“Mi preocupación por NuScale es que creen tan profundamente que su reactor es seguro y no necesita cumplir con los mismos criterios que los reactores más grandes, que está presionando para obtener muchas excepciones”, dice Edwin Lyman, director interino del Proyecto de seguridad nuclear del grupo.

Sin embargo, dado que NuScale y otros conceptos de las SMR fueron diseñados específicamente para eliminar los factores de riesgo encontrados en los reactores de tamaño grande, parece que la NRC debe recibir crédito, no críticas, por el mero hecho de actualizar sus requisitos.

Otra preocupación es la que ha surgido sobre la energía nuclear comercial desde sus primeros días: la proliferación nuclear. Al igual que las plantas de gran tamaño de hoy, la mayoría de los SMR funcionan con uranio ligeramente enriquecido, el que no es adecuado para fabricar armas nucleares.

Pero una pequeña cantidad de reactores de próxima generación implican el manejo de isótopos más potentes. En teoría, al menos, una nación deshonesta podría secuestrar tales materiales para armas atómicas. E incluso sin el riesgo de la fabricación de las bombas atómicas.

¿No podrían los terroristas obtener un poco de combustible usado y usarlo para fabricar una bomba sucia?

Los partidarios de las SMR señalan que la cantidad de combustible en un SMR es bastante pequeña, en comparación con la de los reactores convencionales, lo que significa que la cantidad de combustible gastado también es menor.

“El problema de los residuos no es un problema tecnológico”, “Es un problema de gestión de los procesos políticos”, dijo Buongiorno.

Nordhaus va más allá, argumentando que los reactores de próxima generación podrían reducir la proliferación y los problemas de gestión de residuos.

“La mayoría de los reactores avanzados están sellados; entregas toda la unidad ya alimentada”, dijo Nordhaus.

Anticipa un modelo donde la mayoría de los jugadores en el negocio construyen, poseen y operan sus reactores. Nadie más tendría acceso al sistema ni a ningún material nuclear. “Así es como los rusos manejan las plantas que construyen en otros países en la actualidad”, dijo. “Construyen el reactor; ellos lo operan; traen el combustible y se encargan de los residuos”. Anteriormente, muchos países desarrollaron sus propias industrias nucleares con la ayuda del estamento militar, lo que aumentó la amenaza de las tecnologías de doble uso que podrían usarse para fabricar diferentes armas nucleares. “Cuando te mueves al modelo de construir, mantener y gestionar; eliminas esas posibilidades”, dice Nordhaus.

¿Qué pasaría si hubiera una forma de energía atómica que no involucrara ningún desperdicio nuclear?

Existe, por supuesto: La fusión de hidrógeno que alimenta a nuestro sol.

Desde la década de 1950, los científicos han estado tratando de aprovechar el ingenio de la fusión para generar electricidad. El proceso involucra enormes conjuntos de imanes, enormes cantidades de energía y fantásticas cantidades de dinero. El reactor de fusión experimental ITER financiado internacionalmente que se encuentra en construcción en Francia costará al menos 25 mil millones de dólares.

El progreso ha sido agonizantemente lento. (“El poder de fusión está a 30 años de distancia y siempre lo estará”, dice una broma casi tan antigua como el campo en sí). Sin embargo, en los últimos años, han surgido algunas nuevas empresas ágiles.

General Fusion Canada está trabajando en un enfoque que contendría una reacción de fusión mediante “un vórtice de plomo fundido y litio”. Jeff Bezos de Amazon es uno de los inversores.

Commonwealth Fusion Systems, un spin-off de MIT, también está atrayendo capital de riesgo de alto poder. Las agencias gubernamentales también están tomando nota. El año pasado, el entonces secretario de energía Rick Perry visitó el generador de plasma experimental de TAE Technologies en Foothill Ranch, California.

Lo que distingue a las startups de los proyectos de investigación dirigidos por el gobierno es el tamaño: están aprendiendo cómo crear las condiciones adecuadas para una reacción de fusión en recipientes mucho más pequeños. En teoría, eso debería hacer que una eventual planta de energía impulsada por fusión sea mucho menos costosa.

“El futuro de la fusión es como el futuro de la fisión”, “No son las grandes empresas públicas las que van a resolver esto. Será una de estas pequeñas empresas emprendedoras”, dijo Nordhaus.

Por supuesto, el poder de la fusión comercial sigue siendo la definición misma de una posibilidad remota. Pero si alguno de estos enfoques funcionara a gran escala, cambiaría el mundo. Muchas de las fuentes de energía actuales se volverían obsoletas casi de la noche a la mañana.

Mientras tanto, la sociedad moderna necesita un suministro de electricidad confiable. La energía eólica y solar por sí solas no impulsarán nuestra economía, sin importar lo que digan los patrocinadores del Green New Deal. Es por eso que el proyecto que pronto comenzará en el Desierto de Idaho es tan crucial.

NuScale y otras nuevas empresas nucleares tienen un largo camino por recorrer antes de demostrar su valía, pero el enfoque empresarial descentralizado del campo garantiza un elevado optimismo.

“Si logras suficientes tiros a portería”, “es mucho mayor la probabilidad de que alguno de ellos logré su objetivo”, dijo Nordhaus.

Fuentes: City Journal. Artículo: Next-Gean Nuclear Power y NuScale Cheks Off Another traducción al castellano por Pablo Álvarez Corredera bajo permiso del autor.

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