El dilema social de Netflix destaca el problema de las redes sociales, pero ¿Cuál es la solución real?
Facebook ha respondido al documental de Netflix “El Dilema de las Redes Sociales” diciendo que “se entierra la sustancia en el sensacionalismo”.
El documental se posiciono entre lo más visto de Netflix en medio mundo a lo largo de 2020 y algunos expertos han llegado a declarar que era “el documental más importante de nuestro tiempos“.
El dilema social se centra en cómo las grandes empresas de redes sociales manipulan a los usuarios mediante el uso de los algoritmos que fomentan la adicción a sus plataformas.
También se muestra, con bastante precisión, cómo las plataformas recopilan datos personales para dirigirse a los usuarios con anuncios y la falta de regulación hasta el momento.
Pero, ¿Qué se supone que debemos hacer al respecto?
Si bien el documental de Netflix educa a los espectadores sobre los problemas que presentan las redes sociales, desde el problema de la privacidad como el de nuestra conversión en un mero producto.
Bien es cierto, que tampoco se llega, ni se propone ninguna posible solución real frente a los problemas que presenta.
? VER EL DILEMA DE LAS REDES SOCIALES (Netflix)
Una respuesta engañosa
En una declaración en respuesta al documental, Facebook negó la mayoría de las afirmaciones hechas por ex empleados de Facebook y otras grandes empresas de tecnología entrevistados en el documental.
La multinacional, se mostró en desacuerdo con la acusación de que los datos de los usuarios se recopilen para vender anuncios y que esos datos (o sus predicciones de comportamiento) presenten el “producto” vendido a los anunciantes.
“Facebook es una plataforma con soporte publicitario, lo que significa que vender anuncios nos permite ofrecer a todos los demás la posibilidad de conectarse de forma gratuita” según Facebook.
Sin embargo. Este tipo de opinión, es como decir que la comida de pollo de los pollos es gratuita para las gallinas criadas en granjas.
El recolectar los datos de los usuarios y venderlos a los anunciantes, incluso si los datos no son ” identificables de forma personal” es, sin lugar dudas el modelo de negocio de Facebook.
El dilema social no llega lo suficientemente lejos
Dicho esto, El Dilema de las Redes Sociales, a veces recurre a metáforas simplistas para ilustrar los daños de las redes sociales.
Los informes y noticias tras la emisión del documental, han difundido que muchas personas se han desconectado o están tomando un descanso de las redes sociales, después de haber visto el documental: El Dilema de las Redes Sociales.
Pero aunque uno de los entrevistados, Jaron Lanier, tiene un libro titulado “10 razones para borrar tus cuentas sociales”, el documental no lo pide explícitamente. No se dan respuestas inmediatamente útiles.
El cineasta Jeff Orlowski parece enmarcar el diseño de plataformas éticas como el posible antídoto. Si bien, esa es una consideración importante, no es una respuesta completa y ese encuadre es uno de los varios temas dentro del enfoque del documental.
El documental, también trata acríticamente en entrevistas con ex ejecutivos de tecnología, quienes aparentemente nunca se dieron cuenta de las consecuencias de manipular a los usuarios para obtener ganancias monetarias.
Se propaga la fantasía de Silicon Valley de que solo eran genios inocentes que querían mejorar el mundo (a pesar de la amplia evidencia de lo contrario).
Como sugiere la experta en políticas tecnológicas Maria Farell, esos técnicos pródigios jubilados que ahora están a salvo de las consecuencias, son presentados como una autoridad moral.
Mientras tanto, los activistas de los derechos digitales y la privacidad que han trabajado durante décadas para exigirles cuentas, son omitidos en gran medida dentro del documental.
Cambio de comportamiento
Dado que el documental realmente no nos dice cómo combatir la marea, ¿Qué puedes hacer tú?
En primer lugar, puedes tomar El Dilema de las Redes Sociales como una señal para ser más consciente de la cantidad de datos que se entregan a diario y puedes cambiar tus comportamientos en consecuencia de ello.
Una posible fórmula es, cambiar la configuración de privacidad de tus redes sociales para restringir (tanto como sea posible) los datos que las redes pueden recopilar de ti.
Esto requerirá ingresar a la “configuración” en cada plataforma social que tengas y restringir tanto la audiencia con la que compartes el contenido como la cantidad de publicaciones de terceros con los que la plataforma comparte tus datos de comportamiento.
En Facebook, puede desactivar las “Aplicaciones de Plataforma” por completo, eso restringe el acceso a aplicaciones de terceros con los que se comparten tus datos.
Desafortunadamente, incluso si restringes tu configuración de privacidad en las plataformas sociales (particularmente en Facebook) ellos aún podrán recopilar y usar tus datos “de forma anónima”.
Entre los datos recogidos de tu uso, se incluyen el contenido que lees, los “me gusta” que das, cada sitio en el que haces clic y en cada lugar en el que colocas el cursor.
Por lo tanto, es posible que desees optar por limitar el tiempo que pasas en las redes sociales. Lo que si deseas hacer, existen numerosas herramientas dedicadas a limitar el tiempo dedicado a este tipo de apps.
El iOS de Apple, por ejemplo, ha implementado herramientas de “tiempo de pantalla” destinadas a minimizar el tiempo dedicado a aplicaciones como Facebook.
Sin embargo, algunos han argumentado que eso puede aún empeorar las cosas al hacer que el usuario se sienta mal, sin dejar de esquivar fácilmente la limitación.
Como usuario, lo mejor que puedes hacer es ajustar tu configuración de privacidad, limitar el tiempo que pasas en las redes y considerar cuidadosamente si necesitas cada una de las redes sociales.
Reforma legislativa
A largo plazo, frenar el flujo de datos personales a las plataformas digitales también necesitará un cambio legislativo. Si bien, la legislación no puede arreglarlo todo, puede fomentar un cambio sistémico.
El RGPD fue diseñado para dominar las plataformas de redes sociales y está orientado a brindar a las personas un mayor control sobre sus datos personales.
Si lo que estamos enfrentando es de hecho un dilema social real, claramente, se va a necesitar mucho más que unas pocas palabras de remordimiento de algunos técnicos de Silicon Valley para resolverlo.