El coronavirus revela nuestros errores tecnológicos

Has perdido tu trabajo y ahora te enfrentas a un sistema de desempleo obsoleto y lento que parece que fue escrito en la década de 1950. En realidad, es más que un sentimiento. Si estás en Nueva Jersey, Nueva York o Connecticut, tu sistema de desempleo fue escrito en el lenguaje de programación Cobol, hace 60 años.

Mientras tanto, si deseas solicitar beneficios de desempleo en línea en Washington. DC, el sistema insiste en que uses Internet Explorer. Según recuerdo, IE fue dejado de actualizar hace ya cinco años.

Con Estados Unidos liderando el mundo tanto en número total de diagnósticos de COVID-19 como en número total de muertes relacionadas con el virus, muchas personas se han preguntado cómo el país más rico del mundo puede hacerlo tan mal para enfrentar una pandemia; también podríamos preguntarnos cómo el país tecnológicamente más avanzado del mundo puede ser tan tecnológicamente atrasado de algunos aspectos.

Parte de la respuesta, podría ser que Estados Unidos es de las partes del planeta que comenzó a implementar tecnología más pronto, allá, por los comienzos de la revolución digital. Mucho de lo que se programo entonces, incluido todo lo creado con el antiguo lenguaje de Cobol, nunca se actualizó.

Pero incluso cuando descubrimos cuánto dependemos del software obsoleto y semi-roto, también descubrimos que los programas más nuevos también tienen problemas. El servicio de videoconferencia Zoom, ha pasado de disfrutar de una gran popularidad a ser constantemente criticado por sus problemas de seguridad y privacidad; todos estos problemas han salido a la luz en el resplandor implacable de la pandemia del coronavirus.

El primer problema es que la tecnología anticuada, como los sitios web del gobierno respaldados por el código con décadas de antigüedad, simplemente no está a la altura.

El problema con los sitios de desempleo obstruidos no es que el código en sí sea malo. No lo es. Es que nunca tuvo la intención de soportar cargas de tráfico tan brutales, por encima de cientos de veces más de sus especificaciones de diseño primarias; por allá, en la década de los 50.

Por otro lado, el sistema de desempleo de DC fue mal diseñado desde el primer momento: vincular cualquier aplicación a un navegador específico nunca es una decisión inteligente y esa mala elección de diseño nunca fue corregida. El código nunca se actualizó, por lo que aún se depende de un navegador que ya no es compatible y prácticamente ya nadie usa.

Los trabajadores desempleados en Washington que descubren que no pueden presentar sus solicitudes desde casa a menos que usen Internet Explorer serán forzados a salir a la calle y dirigirse hacía las oficinas gubernamentales porque no hay forma existente de poder descargar Internet Explorer en la actualidad.

En Florida, tenemos una situación totalmente diferente. Allí, la anterior administración republicana diseñó deliberadamente su sistema de desempleo para reducir la cantidad de solicitudes de desempleo reportadas por el estado en lugar de procesarlas de manera eficiente.

Cuando se enfrentó a los altísimos niveles de desempleo del COVID-19, como era de esperar, el sistema fracasó de forma tan grotesca que incluso sus propios impulsores (los republicanos) intentaron desligarse de su creación.

Luego están los programas más nuevos que muestran problemas de diferente naturaleza. No se puede decir que Zoom se sintiese abrumado, ya que el número de personas que lo usaban creció astronómicamente cuando las empresas cerraron las oficinas y se emitieron las órdenes de quedarse en casa.

Ha sido capaz de soportar la carga de cientos de miles de nuevas videoconferencias. Pero todos sus defectos están siendo descubiertos y examinados bajo lupa, ante el resplandor de su nuevo lugar en la industria.

Eric Yuan, CEO de Zoom, dijo recientemente que había subestimado la amenaza del acoso en línea. “Nunca pensé en esto en serio”. Zoom se diseñó para empresas con departamentos de TI, explicó, que podrían encargarse de configurar las configuraciones de seguridad y contraseñas adecuadas.

La compañía nunca soñó con tratar con una horda de nuevos usuarios tan desorientados que no sabrían configurar contraseñas.

El objetivo principal del diseño de Zoom era ofrecer un soporte sin fricciones en las videollamadas a los usuarios. La seguridad y la privacidad eran preocupaciones secundarias. De hecho, esa combinación de características, junto a la facilidad de su uso llevó a su aumento de popularidad cuando las personas comenzaron a buscar nuevas formas de mantenerse conectados.

Pero esa popularidad en sí misma se convirtió en un problema cuando muchos de los nuevos usuarios no sabían lo más básico sobre seguridad. Combinando eso con el diseño deficiente de seguridad y privacidad de Zoom; se obtuvo un auténtico desastre, lo que ha terminado en notificaciones de entre varias organizaciones y gobiernos que comunica a sus empleados que no usen Zoom.

El hilo conductor, aquí, es que la pandemia de coronavirus y el desempleo resultante están estresando no solo a todos nosotros encerrados en nuestros hogares; si no que, también a nuestras tecnologías, a las más antiguas y a las más nuevas, ya que ambas se enfrentan a circunstancias que nadie vio venir.

Prepárense. Habrá más problemas por llegar, ya que tarde o temprano, se notarán las consecuencias de nuestro fracaso a la hora de actualizar nuestros sistemas y seguir dejando pasar el tiempo; mientras pensamos que todo se terminará resolviendo solo.

Fuente: Redacción de Steven J. Vaughan-Nichols en Computer World traducción al castellano por Pablo Álvarez Corredera.

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